Un overlay, en términos visuales y de diseño, es como una «capa transparente» que se coloca sobre un elemento existente, ya sea una imagen, un video, una página web o una interfaz de usuario.
Esta capa adicional puede contener elementos visuales, como texto, imágenes, botones o gráficos, y se utiliza para diferentes propósitos.
Por ejemplo, en diseño web, un overlay puede utilizarse para mostrar contenido emergente, como ventanas modales que ofrecen información adicional o solicitan acciones específicas al usuario, como suscribirse a un boletín informativo. También es común utilizar overlays para notificaciones temporales o mensajes importantes, sin cambiar la estructura de la página principal.
En el ámbito de la edición de imágenes y videos, los overlays son esenciales. Pueden ser capas de texto que proporcionan detalles sobre una foto, como el lugar y la fecha en que fue tomada. Además, se utilizan para aplicar efectos especiales, como filtros de color, marcas de agua o superposiciones gráficas, que mejoran la estética o la identidad de la imagen o video sin modificar el contenido original.
En juegos, los overlays son esenciales para mostrar elementos como el HUD (Head-Up Display), que incluye información relevante para el jugador, como puntajes, salud, mapas o indicadores de misión. Este tipo de capas enriquece la experiencia del juego y proporciona información esencial sin interrumpir la jugabilidad.
Un uso más avanzado de overlays se encuentra en la realidad aumentada (AR), donde se superponen objetos virtuales en el entorno real capturado por una cámara, creando una experiencia de fusión entre lo real y lo digital.
En resumen, los overlays son herramientas versátiles en diseño, interacción y presentación de información, ya que permiten agregar elementos adicionales de manera elegante y no intrusiva, sin cambiar la estructura original del contenido, y mejorando la experiencia visual o informativa para el usuario. Su capacidad para destacar, informar y personalizar los hace fundamentales en muchos campos.